A lo largo de la vida siempre tenemos finales e inicios de muchas cosas, se cierra un ciclo y se abre otro. Este inicio de año, bueno desde el cierre del 2020 ha sido un poco “atravesado” para mí, primero con el accidente que les conté de mi dedo, accidente del cual sigo llevando terapia y creo que será por ahí de mayo que recupere la totalidad de la movilidad … pero bueno eso es “work in process”. En el mes de febrero murió una tía con la que llevaba una relación súper estrecha, como si fuera mi abuelita, ella era una de las personas más cercanas a mi mamá como amiga, aunque en realidad eran cuñadas, pero siempre se reían y se llamaban a si mismas amigas, hermanas, y en realidad eso eran … hermanas del corazón, mi tía murió de 101 años y estoy segura que ahora está en un lugar mejor, echándose un vino a mi salud. Como si no fuera suficiente vivir esa muerte, en el mes de marzo, el 21 para ser exactos, a sus 87 años, murió mamá, pareciera que decidió seguir a su amiga del alma y sentarse juntas a echar ese vino del que les hablo. La muerte de mamá fue totalmente inesperada y súbita por lo que el shock ha sido aún mayor y obviamente fortísimo porque mi relación con ella era súper cercana.
Como imaginarán, estas semanas mi cabeza ha sido un caos, me he querido sentar a escribir el blog, he querido lanzar el siguiente curso de “Merka digital para principiantes” que ya esta listo, y sin embargo, mi cuerpo se rebela y no me deja accionar. Han sido semanas difíciles y los he tenido abandonados, he abandonado mi vida en muchos aspectos … y es que esto del duelo, la tristeza y el cierre de ciclos es complicado, más que mi papá murió hace 6 años y entonces es un duelo completo … ya no tengo papas. Aunque es la ley de la vida y sabes que en algún momento se irán decir adiós siempre es duro. Siempre me quejé de los velorios … lugar tristísimo donde todos van a llorar y sufrir, pero ahora que viví el velorio de mamá por teléfono, donde toda la gente que la quería estaba tan afectada como yo, me di cuenta que por algo existe el ritual del velorio, ahí la gente va a llorar su pena, te acompaña se sienta junto a ti, mientras que por teléfono vives la pena de todos una y otra vez de forma individual, estando sola … es todo más duro … maldita pandemia. Cabe aclarar que ni mi tía ni mamá murieron de Covid.
Y después de todo esto ¿qué queda?
Queda seguir adelante, no parar y honrar la memoria de los seres que amamos siendo felices… ya se que suena a “cliché” pero es así, y es aquí donde vuelvo a donde empecé este escrito … se cierran ciclos y se abren otros. Como diría el buen Alfonso Ruíz de los cursos de “Semiología de la vida cotidiana”, el objetivo es identificar la perla que te llevas al cierre de un ciclo, agradeciendo lo vivido, lo aprendido y recordando de una manera feliz la experiencia. Obviamente hoy no me siento así aún, todo es un torbellino de emociones y sentimientos que me llevan de la risa al llanto en un segundo. Pero está en uno mismo no dejarse caer, no rendirse y seguir adelante.
Y es por todo lo anterior que estoy de vuelta, ya se que todo este rollo no es exactamente de merka, ni tiene que ver con merka digital, pero quise compartir con ustedes lo que estoy pasando, y las razones por las que he pecado de inconsistente en mi proyecto y he abandonado esto que tanto me gusta hacer.
Volver a empezar siendo mi nueva versión de mi misma después de llorar y sacar todo este batido de emociones es lo que me queda por hacer, retomar mi proyecto y pedir disculpas por abandonarlos tanto en estos meses.
Para cerrar este post nada alegre, les dejo un gran ejemplo de merka digital en el que una empresa como Burger King supo aprovechar un personaje que se hizo viral en las redes en estos días.
Elias Navarro es un niño que hizo un video como cajero de OXXO haciendo caras pícaras y divertidas por un pedido de un cliente. A los días de que el video se hiciera famoso, Burger King Costa Rica lo contrato para un comercial.