El reto de ser auténtico en este mundo tan marcado por las apariencias y el que dirán, se vuelve cada vez más complejo y necesario a la vez.  Se habrán dado cuenta en su vida diaria que todo el mundo tiene una opinión de lo que sucede y de lo que hacen los demás, si es algo es mucho es malo, si es poco es censurado, o viceversa, si es grande es criticado por su tamaño si es chico no es suficiente … y así, todo siempre es causa de una opinión por parte de los demás y hay mucha gente que vive por complacer el que dirán y cumplir una apariencia en un sistema para lograr la aceptación, que en sus cabezas se traduce en éxito.

Vemos aún más esto en las redes sociales, donde algunos valientes se atreven a ser auténticos y son ampliamente criticados por el resto que busca ver un común denominador en las publicaciones donde no seas demasiado llamativa, ni demasiado intensa, ni demasiado triste, ni demasiado sincera para que no se ofenda el resto de la comunidad.  Pero, gracias a Dios no toda la gente es igual y existen los que son verdaderamente auténticos y les vale gorro el que dirán, expresándose como son aunque no se cumpla con los parámetros “aceptados” por la sociedad.

Al traducir esto a los negocios, resulta que todas esas reglas y parámetros no necesariamente aplican (gracias a Dios) porque justamente lo que es disruptivo, irreverente y se sale de la norma es lo que llama la atención y da de que hablar.  Cuando se trata de un mensaje de comunicación basado en una estrategia de merkadotecnia (recuerda no es error de ortografía ), mientras más original y auténtico sea tu mensaje más identificación vas a lograr con tu audiencia.  Dado que vivimos en el mundo de la apariencia, cuando tu mensaje no es de corazón e intentas “quedar bien” y decir “lo que se debe de decir” la gente no se engancha contigo. Anoche leí una frase que me encanto: Cuando hablas desde el corazón, llegas al corazón. Y es totalmente cierto.  No importa si tu mensaje es conservador o loco, lo que siempre debe de ser es auténtico.

La autenticidad es algo que todos tenemos, es quienes somos, todos tenemos un lenguaje diferente, un lenguaje que sale desde tu corazón hacia el mundo, la diferencia es que algunos lo dejan fluir y otros lo retienen y es ahí donde es más difícil conectar con tu audiencia.   El miedo al fracaso es algo que siempre esta presente en la cabeza de un empresario, siempre existe la duda de ¿funcionará? , pero si se hace el correcto análisis y se tienen los elementos necesarios para saber como hablar a tu posible consumidor, ese miedo deberás dejarlo atrás.

Una herramienta que sirve para prueba de concepto son las llamadas Pruebas A/B, que consiste en hacer dos piezas de publicidad idénticas pero con un encabezado diferente, o encabezados iguales con imágenes distintas.  Esto es muy común al hacer publicidad pagada o al mandar un email a tus consumidores.  Son pruebas que debes hacer con un número controlado de consumidores y dependiendo de tus resultados, la mejor opción es la que la lanzas de forma masiva. Es una buena manera de sortear ese miedo al fracaso porque ya sabes al menos en tu muestra representativa que es lo que piensa tu audiencia.

En resumen, dado que las redes sociales son un medio digital tan personal, recuerda que debes siempre de ser lo más auténtico posible para llegar directo al consumidor, no importa si tu producto son noticias o pasteles, al final siempre el que recibe la información es una persona como tú que tiene en sus manos la posibilidad de leerte a ti o seguir navegando en le inmensidad de las redes hasta que algo le haga “click” y llame su atención.

¡Hasta la próxima!

Fabiola Silva